La Diputación incrementa en 450.000 euros las ayudas a familias de 800 menores en situación de dependencia.
Las casi dos semanas que han transcurrido desde que se anunciaran los pormenores de la reforma de prestaciones económicas ha tenido a cientos de hogares guipuzcoanos en vilo. Óscar Vallina y Saioa Sanz, padres de Ander, eran dos de los afectados por esa modificación que iba a suponerles una reducción de cien euros de la ayuda. De hecho, al igual que muchas otras familias que se encuentran en una situación similar, este matrimonio se enteró por el periódico de que el recorte más importante se iba a producir en aquellas ayudas destinadas a personas con mayor dependencia, es decir, los grados 2 y 3.
Esta pareja comenzó a investigar en internet para ver exactamente qué se quería aprobar con esta modificación del sistema de prestaciones económicas a la dependencia. Y a la conclusión a la que llegaron fue que «lo que querían era fomentar que se contrataran cuidadores externos para atender a las personas con grados de dependencia elevados, que no fueran las familias». Pero esta pareja, como muchas otras, entendió que en su caso debían mantenerse las condiciones vigentes hasta la fecha porque ellos cuidan de su único hijo, Ander, de 7 años, que tiene una dependencia del 93%.
«En ningún caso pedíamos que se incrementaran las ayudas, sino que nos dejaran como estábamos»
«Se agradece que hayan cambiado una norma ya aprobada al ver que no se ajustaba a las necesidades»
Aclaran que «los niños como Ander están durante ocho horas en una ikastola o en un centro, como en el caso de nuestro hijo que está en Aspace. ¿Cómo vas a contratar a una persona para que le cuide después? Con quienes tienen que estar es con sus padres, que son los que mejor les conocen y además, con quienes mejor están», explica Vallina, quien insiste en que «en ningún caso pedíamos que nos incrementaran las ayudas, sino que nos dejaran como estábamos».
Por esa razón les parecía que la nueva propuesta de la Diputación Foral no estaba bien enfocada. Hablaron con los servicios sociales de Aspace, que ya tenían conocimiento de la reforma y se comprometieron a hacer de intermediarios con el departamento foral de Políticas Sociales para trasladar la preocupación de las familias.
Uno de los padres de la asociación Pausoka, a la que también pertenece este matrimonio y donde complementan extraescolarmente los tratamientos que Ander recibe en Aspace «porque estos chavales necesitan mucha fisioterapia, logopedia y terapias ocupacionales», inició una recogida de firmas en la plataforma de internet Change.org.
Entre unos y otros consiguieron que se reconsiderara la decisión al entender que no era del todo acertada. «Es de agradecer que hayan tenido la cintura de cambiar una norma que ya estaba aprobada al ver que no se ajustaba a las necesidades de todos», comenta Óscar Vallina.
En ese sentido se sienten satisfechos, aunque también indica que al principio se encontraron un poco descolocados «cuando nos dijeron que todo había salido publicado en el boletín oficial y que teníamos que estar enterados. Los padres no estamos mirando todo el día ese documento para ver si hay algo que nos pueda afectar». Esta es la causa por la que no pudieron presentar las alegaciones ya que se enteraron cuando se encontraban fuera de plazo.
Un 20% menos
Echando cuentas, entre Aspace y las terapias externas, «justo nos llega la ayuda que recibimos de quinientos euros, sin contar el día a día que todo te supone el doble de dinero». En su caso, el recorte anunciado iba a suponer casi cien euros menos, un 20% del apoyo económico que reciben de la Diputación.
Tanto Óscar Vallina como su mujer, Saioa Sanz, son autónomos y trabajan durante las horas que Ander está en Aspace. «Lo recogemos a las cuatro de la tarde y el resto del día lo pasamos juntos porque consideramos que es lo mejor para él. Nos vamos al parque, a pasear o jugamos en casa. Pasa ocho horas diarias con personas muy profesionales y lo cuidan muy bien, pero lo lógico es que después seamos nosotros, sus padres, quienes le atendamos. En otras circunstancias trabajaríamos más horas para ingresar más dinero, pero Ander es nuestra prioridad y no era justo que por optar estar con él, recibiéramos menos ayudas», comentan los progenitores.
Tras varias reuniones y para solucionar la problemática surgida como consecuencia de la reforma del sistema de prestaciones, la Diputación Foral aprobará esta mañana aumentar en 450.000 euros las prestaciones económicas que en la actualidad se conceden a 805 menores, fijando el importe de 180 euros para dependientes de grado 1; 368 euros para grado 2 y 524 euros para menores dependientes en grado 3.
Del total de guipuzcoanos dependientes -16.600-, los menores suponen el 5% del total de beneficiarios. Con el incremento de casi medio millón de euros, la ayuda total destinada a los menores será de 3,2 millones anuales. «El objetivo es que las personas menores de edad perciban una prestación económica superior a la de las personas adultas», a partir del 1 de enero de 2018, explicó la diputada de Políticas Sociales, Maite Peña. El motivo no es otro que la asimilación por parte del ente foral de que son los progenitores los que normalmente atienden a estos menores, a diferencia de lo que ocurre con los adultos, que suelen recurrir a la asistencia profesional.